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miércoles, 31 de agosto de 2011

Día 13: visitando los alrededores

El día 13 no es para nada el día de la mala suerte :D Hoy, después de despertarnos y desayunar, nos anuncian que nos espera un intenso día de turismo y visitas.

  Lo que más me gusta del programa es que es una oportunidad única de conocer Malakati de otra forma. Es mucho más relajado que Green Island, y que lo que en el futuro será mi tercer programa, Marine and Environmental, y aunque no estemos todo el día con los habitantes ni trabajemos con ellos, es una buena forma de ver otra faceta del pueblo y lo que le rodea. Nada de trabajo, nada de agobios, son unos días de relax pero intensidad.

    Lo primero que hacemos es visitar las cuevas, lugar donde yo ya había estado el último programa y que vale la pena repetir. Nos llevan unos chicos del pueblo que nos hablar un poco de la historia del lugar mientras llevan la barca hacia el destino, lo cual hace el camino más ameno e interesante.
   Al llegar, nos quedamos un rato en la entrada, en la playa, y decido estar unos minutos en el agua, que es preciosa ahí, buceando por las afueras, ya que como ya he visto las cuevas anteriormente, decido ir después dentro y permanecer en la playa más.
   Ahí encuentor varias estrellas de mar azules, que son preciosas, y veo varios peces interesantes. Después, vuelvo con todo el grupo y nado un rato por las frías aguas interiores.

  Volvemos a las doce para comer. Como es típico, hoy toca arroz con cassava y calabaza, un plato delicioso y típico de la zona.
  La tarde se pasa rápido y nos quedamos descansando un rato, hasta que, a las seis, nos anuncian que nos vamos "de paseo". Un nativo me dice que vaya descalza, que no hacen falta zapatos, y sé de una inocente que le hace caso y ¡descalza se va! ERROR.
   El paseo es convierte en escala de montaña, y tenemos que subir a una graaaaan colina llena de hierbajos secos que, por cierto, pinchan muchísimo, y plantas a montón, entre ellas varias ortigas. Y no nos olvidemos de los muchos insectos palo, arañas y derivados que se interponen entre el paseo y mis pies.
   Es, como se puede imaginar uno, una experiencia que no repetiría descalza, pero que sin duda alguna, volvería a repetir con unas buenas botas de montaña, o, en su defecto, deportivas. Si añadimos, además, la presión que tenía por la gente que iba detrás de mí y me pedía que fuese más rápido, todo se convierte en algo catastrófico.
   La vistas, eso sí, fueron increíbles, y todo valió la pena, porque fuimos a ver la puesta de sol, y esa ha sido la puesta de sol más increíble que he visto en toda mi vida. Podías ver cómo éste se escondía en cuestión de segundos detrás de una gruesa capa de mar cristalino.

    Volvimos cuando ya estaba oscuro por otra ruta diferente, ésta mucho más "divertida", por supuesto. Se trataba de un caminito por la selva, y como en los días anteriores había llovido, todo estaba lleno de barro, muy apropiado para la gente que iba descalza...
    Todos nos tiramos encima de la cena, ya que estábamos agotados por la caminata.
   Nos fuimos a dormir pronto, ya que al día siguiente saldríamos por la mañana...

1 comentario:

  1. Debe haber sido genial!!! Y lo bueno es que aunque intenso, pudiste tener esa semanita de relax...

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