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viernes, 16 de septiembre de 2011

Días 17 y 18

¡Buenas!
  Los días se hacen un poco repetitivos, ya que no es la primera vez que estoy en Malakati, y hay muchas cosas que se repiten, así que resumiré un poco los siguientes días.

DÍA 17
   Hoy, nuestra monitora del voluntariado marino, que es profesora de biología marina durante el año escolar, nos habla sobre algo primordial para la humanidad, pero en especial para los países del tercer mundo y los que están en desarrollo: el agua.
  Es una mañana intensa de aprender, aprender, y aprender. Y, poco a poco, nos damos cuenta de la importancia que tiene, y lo poco que la valoramos. Malakati es un lugar en este caso que representa los millones de sitios en el que el agua fresca escasea, mientras que en nuestras casas usamos toda la que queremos y más - y es que un 5% de la población (y nosotros entramos ahí) usa un 50% del agua fresca que hay.
   Es impresionante todo lo que nos enseña y a muchos de nosotros nos choca.
   Después de comer, y por algunos problemillas, tenemos más tiempo libre del que teníamos que tener, así que a las 3 volvemos a trabajar. En esta ocasión, nos vamos hasta el resort Blue Lagoon, y ahí llevamos a cabo nuestro primer proyecto, poniendo en práctica lo que ayer hicimos en tierra.

   Al terminar, volvemos satisfechos a Malakati, sin saber lo que nos esperaba exactamente - ¡survival night!  Y es que, ese día, no nos iban a dar muchas comodidades, por así decirlo. Cenamos poquito, y luego, en lugar de irnos a dormir, fuimos todos a la playa con nuestro saco de dormir y nos tiramos en el suelo.
   Recolectamos palos para hacer una fogata, y colocamos alrededor de ésta los sacos. Estábamos a unos cuantos metros del agua, pero me daba la sensacion de que aún así estábamos demasiado cerca.
  La primera incomodidad fue el hecho de que hay muchísimo cangrejos, y como es normal, intentaban salir de dentro de la tierra, por lo que cada dos por tres notabas algo pinchándote debajo del saco de dormir.
   Después, hacía fresquillo fuera. Y lo peor de todo fue cuando la marea subió, y nos chopó a todos. Yo, después de que esto sucediese dos veces, desistí, y a las 4 de la mañana volví con otros a mi bure a dormir como una persona normal :)

 DÍA 18
   Como cualquier otro domingo, es el día de las familias. En esta ocasión, en lugar de comer con mi anterior "madre", esta vez voy a la casa de una familia con la que he pasado mucho tiempo y a la que tengo mucho cariño.
  Yo, en esta ocasión, no voy a desayunar con el grupo, porque Mere, la madre de la familia me ha invitado a preparar roti con ella, así que madrugo para ir a su casa.
   Es un trabajo muy duro, ya que su "cocinita" está fuera de casa, en una caseta, pero al hacer fuego, el humo se queda dentro y te pican muchísimo los ojos y la garganta cuando se te mete. Además, ella lo tiene que hacer todo sola, y preparar comida para una familia entera (marido, hijo, padres, cuñados...) por lo que pasa mucho tiempo ahí.
   Desayuno con todos, que insisten en que coma mucho y beba mucho té. ¡Son maravillosos! :D
  Después de vestirnos e ir a misa, nos invitan a comer, y el plato del día es ¡tiburón! La verdad es que está riquísimo, y os recomiendo a todos que lo probéis, en serio. Nosotros lo comimos con curry, y otro poco frito. Toda una delicia :) Como siempre, también había roti, un pan típico de ahí, y otros tipos de pescado.
   Después de terminar, me voy a echar una siesta típica de mi país (ya que echo mucho de menos esto y tengo mucho, mucho sueño), y dos horas después, me voy por ahí de paseo a la playa, donde algunos de mis compañeros se están bañanado.
  
   No ceno de lo hinchada que estoy, y al salir del comedor me encuentro con algunas niñas del pueblo (Luisa, Lusi, Kini...) que son hermanas y me invitan a su casa. Ahí, me hacen unos preciosos dibujos que guardo con muchísimo cariño.
   Es un día largo pero precioso, y que nunca olvidaré.





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